Siempre había imaginado
una muerte ojos cerrados,
golpes de los cielos azotando
todo el resto de mi destino
Un dolor tan fuerte y momentáneo,
pero acogedor y placentero,
sin soltar una palabra,
que la mirada caiga al telón
El último latido lluvioso,
un respiro que termine con el aire,
mundo que nublado acabó conmigo
y traicionó en mi estupidez
La sangre toca el pavimento,
el olor del fuego transpira mi piel,
Soy uno con la muerte
y dos con el cuerpo
No deseo abandonar el piso
por una cama o ataúd,
que siga lloviendo de pasiones,
con puertas anchas a mis preguntas
Pero los cielos no abren a deseos
se terminan con mentira.
Con acero atravesado por mi piel,
la vida me ha sido adrenalina.
Carlos Rabía 2010
De las emociones más oscuras y tristes, este poema nos trae las palabras de un alguien que da sus últimas palabras a la hora de su muerte. En medio de la tragedia y desespero de un accidente de auto, los lamentos yacen en la cuna de un mundo incierto.
De las emociones más oscuras y tristes, este poema nos trae las palabras de un alguien que da sus últimas palabras a la hora de su muerte. En medio de la tragedia y desespero de un accidente de auto, los lamentos yacen en la cuna de un mundo incierto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Tú! Invitado estás a comentar.