Recurso escaso, malgastado y sobrevalorado por los mortales sin inteligencia. Perecemos en el astro del mañana sin estar consientes de que no habrá tal cosa. El fin, el fin se viene inevitable, y seguimos pensando en el capítulo de la semana. Envueltos entre miles de cosas que no valen la pena al final, nos quitan la vida porque pensamos necesitar, y ahí, entran las manos de la realidad. Atrapados en la maleza de la sociedad.
El dílema NINI
Tenemos mucho, mucho tiempo. Y creemos que siempre lo tendremos. Es más dogmático que el mismo sentido de pensar. El tiempo parece que sólo funciona cuando no haces nada (benditas vacaciones), y de repente, te das cuenta que estás bebiendo los segundos entre cada "tick" del reloj. Tanto tiempo, que lo usamos en vanidad de mente, en gula de televisor, en paciencia a la muerte y en deseos sin final. Tenemos tantas horas que siempre pensamos que terminaremos nuestros sueños; tanto, que los deseos se acaban solos y vacíos.
Después, -de unos cuántos kilos, ya no tienes tiempo, ya se han ido todos esos sueños y deseos por la puerta trasera de la cabeza; ya no vive en ti la vida que gira. Ya tenemos que ver todo lo que hay; ya tenemos que conocer todo lo que se sabe; ya tenemos que experimentar todo lo que se siente; ya debemos pecar todo lo malo y aprender todo lo bueno; ya necesitamos probar todo lo que dicen, todo lo que piensan.
¿Y qué? Yo gasto mi vida en lo que me place, porque vivo para hacerme feliz, porque si no, ¿Quién lo hará? ¿Qué será de mí si no me cuido? Y el señor Tiempo te dice "Yo te cuidaré, yo te daré todo lo que quieres antes de mañana". Es entonces cuando despiertas y te das cuenta que YA es mañana, el tiempo ya te dio todo y tú ya no sabes qué más querer.
Quedarse en la cama, atónito, con el frío en los píes y las manos que no hacen nada, con los ojos más altos que el cielo, porque ya no hay tiempo, porque hay demasiado tiempo. Nada más, y todo lo demás, ha de pasar y ya ha pasado, y el ayer apenas se asoma para abofetear con gracia tu parálisis. "Tiempo has sido demasiado bueno conmigo".
Cuando ya no tienes más que derramar tu tiempo, y sabes que la vida es inútil para seguir usándolo, llegan ellos, esos que te ven como una mina de oro, o esos que te ven como un motor de su goce. Las personas quieren tu tiempo, y tú quieres dárselas (o vendérselas), y por eso dejas que se lo lleven, como una botella más, como algo que se comparte entre hermanos. El tiempo entonces cobra ser, es cuando ya no eres tiempo, ya no nadas en vicios, ya no desbordas pereza.
El tiempo es líquido, y es para beber con quien quieras.
Dali, sí sabe.
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