martes, 29 de octubre de 2013

Crónicas de una depresión de otoño


¿A qué cuerpo humano se le ocurre ponerse depresivo en Otoño? Coña. Como si estuviera planeado. Apenas empieza la buena temporada de las fiestas, el alcohol, los gritos en la calle y lo más importante: "la muerte de todos los mosquitos", y así me lo paga el borracho de salud del cuerpo. Así pasarán unos X días donde X es la constante de hueva progresiva, y me veré obligado a hacer lo que menos me gusta: Nada.

¿Cómo es tal tragedia?

Empieza sin que te des cuenta, sigilosamente como un cáncer de humor, pero asesino como una semana seguida jugando candycrush. Empiezas el día como siempre, saludando a todos los vecinos, recogiendo la basura de la calle, adoptando perros de toda la ciudad, salvando mujeres hermosas de vampiros cholos; y terminas el día con ganas de matar todas las ganas. Desinterés, fatiga y desesperación unidas con el mismo destino de joderte a llorar en seco. Te vienen los pensamientos de la ex, del antiguo odio a tus padres por no comprarte drogas, de la vida antes de ser miserable como escritor... en fin, todo menos deseos de superarte como ser humano capaz y completo (léase sin discapacidad). Además te digo, que te trae un regalito apestoso, y es un humor de la shit, lo peor es que es contigo mismo, ni para usarlo con la hermana buena de la ex, ni con la mamá hot de tu ex mejor amigo. No se puede uno deshacer del mal humor así como bañarse. Es peste de las hormonas y ya. Coña.

La nada es tu rutina

"Nada" es una palabra muy ligera para describir lo que esta depresión induce en nuestros templos de carne. Me iría con palabras más grandes como infierno interno, o mutilación de las percepciones racionales, pero hasta me da hueva pensar en algo más inchi original que ello. <Mira, que ya hasta uso medias malas palabras.> Imagínate llegar a casa, no tener idea de lo que hay que hacer, o no recordarlo por nada, y de repente ver algo esponjoso para poner la jeta y quedarse acostado (y no dormido) hasta que te de hambre de pura azúcar y colesterol del más intenso (dígase panes, pizzas y helado), que harán de tu vida más miserable al recordar el pecado de comer como Precious

En fin, terminas pidiendo ayuda a personas que sabías que no te iban a ayudar y a hablar en fb a pura gente que ya ni te recordaba. Eres como un recién cortado por su novio(a), un recién viudo, o una chica gorda a quien el ponen el cuerno. Nada en la vida vale la pena porque los químicos del cerebro están vacíos, nada para sentir ni para querer sentir. Así puchi, chafa y sencillo es estar deprimido. Si a ti te pasa, yo sólo recomiendo una cosa: No te dejes quedar solos o terminarás con su ex. Así de mortal esta esto. FIN.

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