Tal vez lo único que más esquivo en la vida es repetir. Hago mi excepción en la música, pero todo lo demás será siempre una pérdida de tiempo si ya lo hice, ya lo sentí, ya lo sé o ya lo viví. ¿De qué es el hombre si no experiencias? No podría tener experiencias dobles, no quiero saber lo que ya sé. Pero tengo que, debo caer en el "error" de repetir.
Este es un paradigma que me ha llevado nada lejos, pues dentro de las siempre cosas cotidianas las he dejado de admirar, me temo de mis pasos, y por tanto me salgo de mi ser sólo para ignorar aquello ya vivido. Aún así no es mi ignición el seguir conociendo más, ahí me quedé, ignorando todo igual, para ser arrogante conmigo, pues a nadie habría de tener caso decir. Me quedé sin admirar las mañanas cada vez, sin saborear el agua cada sed, sin tocar el control para buscar los botones. Es la cara triste del aprendizaje, y lo es hacerlo rápido, sin poder escapar de tu propia inteligencia.
Y sin embargo olvido, olvido las cosas importantes, sé que ya no siento lo bueno que era sentir. Ojalá evadiera este hecho y pudiera disfrutar mi manzana tanto como la primera vez que la probé. Así haríamos lo mismo, seguiríamos igual de tontos, pero lo más felices. Claro, no podría poner esto en evidencia, así que agradezco mi sutil y martirista inteligencia para calcar que nos aburrimos.
Aburriste empieza a ser todo un arte, digno de mencionarse de nuestra generación. Somos unos inconformistas, ídolos del aburrimiento. No buscamos divertirnos todo el tiempo, buscamos aburrirnos cada vez más pronto, con algo nuevo cada vez, hasta acabarnos el mundo en ocio y pereza. Y veo nuestro ser, lleno de comodidad sólo para quejarnos pasivamente que deseamos una guerra para luchar por algo más que la mísera promesa de felicidad y seguridad.
¿Es eso? ¿Queremos algo fuerte por lo que luchar? ¿Fuera de nuestro alcance y posibilidad? Somos humanos que afilan su tesoro deseo. El fin último de aniquilar la comodidad mientras tratamos de cuidarla. Que me arrebaten todo mi ser, toda posesión mía y la hagan el rencor que me moverá a hacer lo más grande. Así hombres han cruzado sus límites, sacrificando. Y voluntariamente o no, se han partido por trascender de su ser. Y todo, porque se habían aburrido, porque sus vidas no se llenaban de mera felicidad.
Esos hombres se han topado en cierta manera como yo, en la cotidianidad, en los ciclos, en el aburrimiento y la repetición. Saben que necesitan caos, destruir para reconstruir, aportar su nueva idea a ese material innovador y compartir sus alientos con el público que creía que él era un demente destructor.
Soy un creador atorado, creo. Y seremos una generación aburrida, pero sé que en nosotros está ese deseo de cambiar todo de un golpe y crecer con esa cicatriz en la mente, en el alma. Repetir ahora el nuevo credo y ser un anciano que dejó marca para seguir marcado, seguir haciendo, seguir dictando, tantas veces como me plazca vivir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Tú! Invitado estás a comentar.